La utopía no pretende traicionar el presente (aquellos falsos utópicos sí), sino dar un sentido a la vida, al discurrir.
No se trata de alcanzar aquello, sino de vivir esto con un sentido, sin evadirse del presente, muy al contrario, intensidad del acto (presente, actual), vivido con la tensión entre lo que fuimos y lo que seremos/estamos siendo.